jueves, 4 de abril de 2019

La escritora de cartas de los moribundos de la I Guerra Mundial


A principios de 1917, durante algunos días, May Bradford se sentó junto al cabo George Pendlebury en un hospital británico en Francia, lo consoló y le escribió a su familia mientras se acercaba la muerte. Para cuando sucumbió a la neumonía, el joven soldado creía que ella no era su enfermera, sino su madre.

A diferencia de sus colegas, May Bradford rara vez dispensaba drogas a los heridos del hospital. Su medicación consistía en la palabra escrita y la empatía en el deprimente Hospital General Nº26, en las cercanías de Étaples.

May Bradford  escribiendo una carta a un herido  FUENTE

Como enfermera voluntaria de la Cruz Roja Británica, al estallar la guerra, siguió a su marido, el cirujano Sir John Bradford, al norte de Francia y pasó la duración del conflicto desempeñando el papel notable pero no reconocido de "escritora de cartas de un hospital" para los soldados heridos. Escribía las cartas a los heridos que estaban demasiado enfermos o a los analfabetos, para que se comunicasen con su familia.

Lady Bradford fue muy prolífica. Al final de la guerra, había escrito no menos de 25 mil cartas, a un promedio de una docena por día. Lady Bradford llenó un vacío de información. Sus cartas de la Cruz Roja agregaron detalles preciosos de las lesiones y la condición a sus seres queridos que, de lo contrario, recibirían solo una breve nota de la Oficina de Guerra informándoles que su esposo, hermano o hijo había sido herido. También se convirtió en una confidente profesional y un conducto del amor, la tristeza, el horror y el anhelo transmitidos entre los soldados y sus familiares.

Étaples hospital  FUENTE

Como miembro de los Destacamentos de Ayuda Voluntaria (VAD), como se conocía a los voluntarios de la Cruz Roja, la enfermera-escriba fue parte de una fuerza que se convirtió en la columna vertebral de la enfermería militar durante la guerra. Unos 38,000 VAD se desplegaron como enfermeras asistentes, conductores de ambulancias y cocineras, sirviendo en lugares como Gallipoli y el Frente Oriental.

Vestida con un traje oscuro y un sombrero formal, Lady Bradford evitó el uniforme de sus colegas VAD por algo parecido a su mejor de domingo y vio que su papel era menos formal que maternal. Al resumir su trabajo después de la guerra, escribió: “Los deberes de un escritor de cartas son muy variados. Debe hacer muchas preguntas: nunca debe tener prisa"..

FUENTE

A diferencia de otros corresponsales que escribían desde el frente, a Lady Bradford, se le permitió sellar sus cartas y así evitar al censor militar.

Vía:The Independent




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