sábado, 21 de marzo de 2020

El laúdano, la medicina maravillosa del siglo XVIII y XIX


El láudano es una tintura de opio que fue considerado un medicamento maravilloso en el siglo XVIII Y XIX De color marrón rojizo y extremadamente amargo, contenía casi todos los alcaloides de opio, incluida la morfina y la codeína. Se utilizó principalmente como analgésico y antitusivo.

Laúdano  FUENTE

El laúdano fue descubierto en el siglo XVI por Paracelso, un alquimista suizo-alemán, que comenzó a experimentar con el opio y lo recomendaba para el dolor. Un experimento que hizo con opio resultó en lo que él llamó "archanum" o "laudanum". Sin embargo, este láudano no era como el láudano que se descubriría en la década de 1660 cuando el médico inglés Thomas Sydenham compuso una tintura de opio patentada que también llamó láudano.

En el siglo XVIII, las propiedades medicinales tanto del opio como del láudano de Sydenham eran bien conocidas, y el término "láudano" se refería a cualquier combinación de opio y alcohol. El láudano también se recomendaba para prácticamente todas las dolencias: insomnio, tos, dolor de estómago, melancolía, espasmos...

Thomas Sydenham  FUENTE

El láudano fue consumido regularmente durante el siglo XVIII y XIX. Thomas de Quincey, comenzó a usar opio ocasionalmente. En 1818, se convirtió en editor de The Westmorland Gazette y en 1821, fue persuadido para escribir y publicar un relato de sus experiencias con el opio. Sus artículos autobiográficos aparecieron en la London Magazine, que finalmente se reunieron y publicaron en forma de libro bajo el título, "Confessions of an English Opium-Eater".

Hubo también numerosas historias sobre los efectos negativos que las mujeres experimentaban con el uso del laúdano. Un artículo anónimo publicado por una mujer adicta al láudano escribió en el Journal of Mental Sciences en enero de 1889. Se tituló "Confesiones de una joven dama bebedora de láudano" y en él su autora decía: "Me llevó a un estado de indiferencia tal que ya no me interesaba lo más mínimo, y no hacía nada en todo el día, solo me recostaba en el sofá leyendo novelas, me dormía de vez en cuando y tomaba té."

Aunque puede parecer que no había razón para usar el láudano, las mujeres victorianas se sintieron atraídas por él porque a menudo les ayudaba a resolver sus problemas de sueño.

Una razón por la que el láudano era popular era porque era más barato que una botella de ginebra o vino porque no estaba sujeto a impuestos como el alcohol. Además de ser barato y fácilmente disponible, los vendedores promocionaban sus habilidades para aliviar el dolor. Por lo tanto, se prescribió ampliamente para todo tipo de dolencias, desde resfriados hasta fiebre amarilla y desde calambres menstruales hasta enfermedades cardíacas.

Los que tomaron láudano descubrieron rápidamente que tenía cualidades adictivas. Aún así, parecía que todos los médicos victorianos lo recetaban a todos los pacientes. De hecho, las recetas se expedían para adolescentes, niños y bebés.

FUENTE
Un farmacéutico de la época sostenía que podía reconocer fácilmente a cualquier niño o bebé que había tomado laúdano:“Nunca están despiertos completamente. Todo su cuerpo parece estar aletargado".

Al final de la era victoriana, un informe tras otro señalaba que quienes tomaban láudano se volvían adictos. También hubo informes de personas que morían por su consumo. Estaba claro que lo que alguna vez se pensó que era una medicina maravillosa, no lo era. Los problemas sociales asociados con el uso del láudano, así como las muertes accidentales y los suicidios, comenzaron a alentar a los críticos a fines del siglo XIX contra el uso del láudano. Además, las cualidades adictivas del opio y el láudano se hicieron ampliamente conocidas. Estas preocupaciones desembocaron en un aumento de las regulaciones relacionadas con los narcóticos, incluido el láudano.


Vía:Geriwalton


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