viernes, 22 de agosto de 2025

El primer rascacielos de Europa se construyó en España

    Cuando pensamos en rascacielos europeos es común pensar en lugares como Londres o París, pero lo cierto es que el primer rascacielos de Europa, se construyó en Madrid por mandato de la compañía Telefónica. Con 15 plantas y una altura total de 89,3 metros.


Edificio telefónica casi construido en 1929


   El edificio Telefónica, fue obra del arquitecto Ignacio de Cárdenas y se construyó en tan solo tres años, de 1926 a 1929, inaugurándose el 1 de enero de 1930. Desde entonces, no solo se convirtió en el edificio más alto de España, sino también de toda Europa. Su récord nacional fue superado en 1953 cuando se inauguró el Edificio de España en la plaza de España contando con 117 metros. 

   Está ubicado en pleno corazón de Madrid, en la Gran Vía y tiene un claro estilo neoyorquino. Esto se debe a que el arquitecto lo diseñó estando en Manhattan, por lo que de ahí su inspiración americana. El edificio tuvo un coste de 32 millones de pesetas y fue desde estas instalaciones donde se hizo la primera llamada transoceánica de España. Transcurrió en 1928, cuando el edificio todavía no estaba terminado. La conversación tuvo lugar entre el monarca Alfonso XIII y el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge.

FUENTE: 101 curiosidades de España

miércoles, 13 de agosto de 2025

Origen de la expresión: "Craso error"

    La expresión: "Craso Error", procede de la cultura romana. Nuestro protagonista no es otro que Marco Licinio Craso. Este Craso, fue uno de los hombres más ricos de Roma durante el período final de la República. Durante la dictadura de Sila, Craso supo sacar provecho de la situación, pues otra cosa no, pero tenía visión de negocio. Amasó una inmensa fortuna con negocios legales, y con otros que no lo eran tanto. Se decía que era dueño de actividades tan variopintas como casas dedicadas a la prostitución, o que controlaba incluso grupos o brigadas de vigiles (lo que serían en la actualidad bomberos), que le permitían especular con las propiedades. Las malas lenguas decían que mandaba incendiarlas para luego volver a construirlas y enriquecerse con la posterior venta. Fue gracias a su dinero que consiguió acceder a un cargo importante de magistrado en la República ya que las monedas le permitían a uno hacer carrera política y sobre todo poder costearse una campaña y unos sobornos suficientes para alcanzar puestos importantes.



Craso



  Tras derrotar a Espartaco (revuelta de los esclavos) supo contenerse y no trató de alzarse con todo el mérito pese a que en cierto modo Pompeyo tan solo llegase para rematar el trabajo. Esa prudencia le permitió convertirse años más tarde, en uno de los integrantes del llamado Primer Triunvirato junto a los otros dos hombres más importantes de aquel momento, Cayo Julio César y el anteriormente citado Cneo PompeyoMagno. Pero al contrario que sus socios de gobierno, Craso no tenía en su haber gestas militares importantes. Tenía riquezas, tenía poder, pero le faltaba la gloria en el campo de batalla. 

   En un afán de conseguir ese preciado bien, y mientras desempeñaba el título de gobernador de la provincia de Siria, costeó de su propio bolsillo una expedición militar en territorio Parto. Así fue como en el año 55 a. C. , se puso manos a la obra y tras dos años de esfuerzos y preparación, se lanzó a la conquista del Imperio parto con un ejército compuesto por siete legiones, es decir, unos treinta y cinco mil soldados más los auxiliares. La cosa no comenzó mal, ya que obtuvo algunas victorias que le permitieron ir adentrándose en territorio enemigo. Pero los dioses parecían no estar de su lado, sobre todo cuando su ejército llegó hasta las cercanías de Carrahe. Allí sus tropas fueron rodeadas, y en gran parte, gracias a un error en el planteamiento táctico del propio comandante general, fueron prácticamente aniquiladas. 

   En dicha batalla, las fuentes clásicas afirman que los romanos perdieron a más de veinte mil hombres, entre ellos el hijo del propio triunviro, y cerca de diez mil legionarios fueron hechos prisioneros. Craso se vio obligado a negociar con sus enemigos para buscar una salida al desastre, aunque fue capturado y ejecutado de una manera salvaje. Le hicieron tragar oro fundido, o sea, que la avaricia fue su propia perdición y la causa de su muerte.


Muerte de Craso


   En cuanto a la expresión en sí, debemos entender que cometer un "Craso Error·, equivale a equivocarse de forma garrafal, por así decirlo. Llevar a cabo una acción que podrías haber evitado y cuyas consecuencias han sido desastrosas.

FUENTE: ¿Sabías qué? 

viernes, 1 de agosto de 2025

Arquímedes, Hierón II y el orfebre que fue condenado a muerte

 

   Hierón II, el tirano de Siracusa, encargó una corona de oro a un orfebre. Le había entregado para ello un lingote de oro que, al terminar el lujoso objeto, el orfebre aseguró haber utilizado. Hierón quiso saber si realmente estaba hecha de oro puro, pues temía que lo hubieran engañado y se hubieran quedado con parte del oro. Le pidió a su sabio consejero Arquímedes que descubriera la verdad mediante su lógica e ingenio, y sin dañar la corona, ya que se trataba de un objeto muy delicado y valioso. 

   Arquímedes pensó en el problema durante varios días, pero no parecía encontrar una solución. Él sabía que no todos los cuerpos son igual de densos: por ejemplo, el oro lo es más que la plata, porque esta pesa menos aunque ocupe el mismo volumen. Si el orfebre hubiera añadido otros metales que no fueran oro, la corona ocuparía un volumen más grande que el equivalente al peso del oro. Pero ¿Cómo podía Arquímedes calcular el volumen que tenía la corona? Una tarde, mientras disfrutaba de un baño, observó que el agua de la bañera se derramaba por el borde conforme se le iba añadiendo más, y también notó que el nivel subía a medida que él se sumergía. Esto lo llevó a pensar que la cantidad de agua desplazada equivaldría al volumen de su propio cuerpo.


Arquímedes


   Y aquí llegó la idea que provocó el ¡Eureka!: para conocer el volumen de la corona de Hierón, podía sumergirla y medir la cantidad de líquido desplazado. Así lo hizo, pues, y obtuvo su volumen. El siguiente paso era determinar si contenía algún metal que no fuera oro; para ello, solo tenía que comparar el volumen de la corona con el de una pieza de oro que pesase lo mismo que la corona. Adquirió la pieza necesaria y la sumergió para ver qué volumen de agua desplazaba; luego lo comparó con la corona. Descubrió que el volumen de agua desplazado por la pieza de oro puro era menor: eso significaba que la corona contenía algún otro metal más ligero (plata y quizá cobre) en su mezcla, lo que se traducía en que la corona tenía un volumen mayor. Hierón, al enterarse de tamaña traición a su confianza, condenó al desdichado orfebre a la muerte.

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