miércoles, 21 de marzo de 2018

Aunque seas científica, si eres mujer y negra no sales en la foto


"Figuras ocultas" es una película de Theodore Melfi que cuenta la historia de tres brillantes mujeres científicas afroamericanas que trabajaron en la NASA a comienzos de los años sesentas y no fueron reconocidas porque eran mujeres negras.




Un ejemplo literal de "figura oculta" se encontró en una fotografía tomada en la Conferencia Internacional de Biología de las Ballenas de 1971. La fotografía identificaba a cada persona de la imagen por su nombre y título, a excepción de una, cuyo rostro estaba parcialmente oscurecido. Ella era también la única mujer, y la única persona negra, de la foto.

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Candace Jean Andersen encontró la fotografía y se preguntó: ¿qQuién era la mujer y por qué no fue identificada? Ella recurrió a las redes sociales, y las pistas comenzaron a llegar. Un par de hombres que asistieron a la conferencia dijeron que ella era Sheila Minor. Ellos creían que era "personal de apoyo". El equipo de archivo de Smithsonian desenterró un recibo del hotel con los miembros de la conferencia. Entre ellos estaba Sheila M. Jones (que era el nombre de Minor en ese momento).

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Minor no estaba allí como asistente administrativo; ella era una técnica de investigación biológica con una licenciatura en biología. Este fue su primer trabajo para el Gobierno Federal, para el que trabajó durante 35 años. Minor obtuvo una maestría en ciencias ambientales en la Universidad George Mason, y colaboró ​​con lescuelas K-12 para mejorar la educación científica. Participó en un estudio sobre los mamíferos de las Islas Marianas del Norte , y presentó sus hallazgos en la Reunión de la Sociedad Estadounidense de Mamiferos en 1975.

La omisión de Minor de la fotografía es parte de una historia más amplia de mujeres científicas que no han sido reconocidas a lo largo de la historia.

Vía: Smithsonian


viernes, 9 de marzo de 2018

Cuando la novela se consideraba un peligro para la moralidad


En el siglo XVIII muchas voces prominentes estaban preocupadas por la amenaza que representaban las personas que leían demasiado. Una enfermedad peligrosa parecía afligir a los jóvenes, algunos la diagnosticaron como adicción a la lectura. En toda Europa circularon informes sobre el exceso de lectura, lo que se describió como una epidemia. Los comportamientos asociados con este "contagio" acarreaban una moralidad disoluta y promiscua. Incluso los suicidios estuvieron asociados con esta nueva locura por la lectura.

El aumento de la lectura en el siglo XVIII se debió en gran medida a la creciente popularidad de un nuevo género literario:la novela. Novelas como Pamela o la virtud recompensada, de Samuel Richardson , (1740) y Julia o la nueva Eloisa, de Rousseau  (1761), se convirtieron en sensaciones literarias que se apoderaron de la imaginación de los lectores europeos. Las mentes pensantes de la época deliberaron que la exposición desenfrenada a la ficción llevaba a los lectores a perder el contacto con la realidad e identificarse con los personajes de la novela hasta el punto de adoptar su comportamiento.

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Pero es la publicación de "Las penas del joven Werther" de Goethe (1774) la que dispara las elucubraciones de los rectores de la moralidad.  La novela se convirtió en un evento mediático casi instantáneo. Es la primera sensación literaria documentada de la Europa moderna. La novela fue traducida al francés en (1775), inglés (1779), italiano (1781) y ruso (1788) y fue republicada varias veces en diferentes ediciones. Hubo más de 20 ediciones pirateadas. Una generación de jóvenes adoptó a Werther como su héroe. Los seguidores de Werther copiaron la moda del héroe trágico. Grupos de jóvenes adoptaron el uso de pantalones amarillos en combinación con un frac azul y botas altas imitando a Werther.


Werther  FUENTE


La "Werther Fever" también se reflejó a través de la comercialización masiva de dibujos, grabados y objetos cotidianos decorados con escenas de la novela. El atractivo de Werther duró hasta principios de 1800. Décadas después de su publicación, Napoleón declaró su admiración por la novela y afirmó que la había leído siete veces.

La reacción a la novela perturbó a las autoridades de toda Europa. Muchos vieron una legitimizacion del suicidio en la manera con la que Goethe describió el de Werther. Condenaron la novela como un peligro para el público. En 1775, la facultad de teología de la Universidad de Leipzig solicitó su prohibición por la promoción del suicidio. El ayuntamiento de Leipzig prohibió la novela y el uso del traje de Werther. Esta prohibición duró hasta 1825. La novela también fue prohibida en Italia y Dinamarca. El obispo de Milán, compró todas las copias disponibles de la novela para proteger a los lectores de Milán de su influencia. La escritora Madame de Staël (1766-1817), dijo que Werther 'había causado más suicidios. que la mujer más hermosa del mundo'.

Goethe  FUENTE

La asociación de la novela con la desorganización del orden moral representó un temprano ejemplo del pánico en los medios. Los efectos formidables, sensacionales y a menudo improbables atribuidos a las consecuencias de la lectura en el siglo XVIII, se repitieron más tarde en el cine, la televisión o Internet. En ese sentido, la fiebre de Werther anticipó los pánicos del futuro.


Vía: History Today

miércoles, 7 de marzo de 2018

Como la gripe "española" ayudó a avanzar en los derechos de las mujeres


Si bien los desastres son por definición devastadores, a veces pueden conducir a cambios positivos. Hace cien años, una poderosa cepa de gripe barrió el mundo, infectando a un tercio de la población mundial. Las secuelas de este desastre también condujeron a cambios sociales inesperados, que abrieron nuevas oportunidades para las mujeres.

El virus afectó mayoritariamente a hombres jóvenes, lo que en combinación con la Primera Guerra Mundial, creó una escasez de mano de obra. Esta brecha permitió a las mujeres desempeñar un papel nuevo e indispensable en la fuerza de trabajo.

Conocida como la gripe española, causó más de 50 millones de muertos. Para poner esto en perspectiva, la Primera Guerra Mundial, que concluyó justo cuando la gripe estaba en su peor momento en noviembre de 1918, mató a alrededor de 17 millones de personas.


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La guerra proporcionó condiciones casi perfectas para la propagación del virus de la gripe. Hombres que pasaban meses en lugares cerrados con miles de compañeros. Esta proximidad, combinada con el estrés de la guerra y la malnutrición que a veces la acompañaba, creó sistemas inmunes debilitados en los soldados y permitió que el virus se extendiera como un reguero de pólvora.

Las epidemias tienden a matar a más hombres que mujeres. A lo largo de la historia, las mujeres tienen mayores tasas de supervivencia. La razón exacta por la cual los hombres tienden a ser más vulnerables, todavía no ha sido explicada.

La gravedad de la epidemia en los Estados Unidos causó un grave prejuicio en la economía. En Nueva Inglaterra, las entregas de carbón se vieron tan afectadas que las personas, incapaces de mantener sus hogares calientes, murieron congelados en pleno invierno.

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La escasez de trabajadores abrió el acceso al mercado laboral para las mujeres, y en un número sin precedentes salieron del hogar. En 1920 las mujeres representaban el 21% por ciento del mercado laboral norteamericano. Si bien este impulso de género a menudo se atribuye a la Primera Guerra Mundial, la mayor presencia de mujeres en la fuerza de trabajo habría sido mucho menos pronunciada sin la gripe de 1918.

Las mujeres comenzaron a trabajar en sitios que eran ocupados exclusivamente por hombres. Incluso en trabajos donde tenían prohibida su presencia. A medida que las mujeres cumplían con los roles típicamente masculinos en el lugar de trabajo, también comenzaron a exigir el mismo salario, cosa que todavía está por llegar.

Mujeres en huelga 1920  FUENTE


Las mujeres trabajadoras consiguieron la independencia social y financiera. Con la guerra terminada y una mayor participación femenina en la fuerza de trabajo, los políticos no podían ignorar el papel fundamental que las mujeres desempeñaban en la sociedad y comenzaron a conseguir el derecho al voto.

La pandemia de influenza de 1918 fue devastadora. Pero la masiva tragedia humana tuvo un lado positivo: ayudó a elevar el peso de laas mujeres en la sociedad.


Vía: Smithsonian

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