martes, 7 de enero de 2025

Cuando Judas fue enviado a Galeras en la España de Felipe II

    En las memorias de Fray Juan de San Jerónimo hay una historia muy curiosa que aconteció en Madrigal de las Altas Torres municipio de Ávila. En dicho pueblo se representaba un auto sacramental muy famoso por aquellas tierras que se representaba en los días señalados de la Semana Santa. Los personajes principales eran Jesucristo, Judas y Pedro. 

   La persona que representaba a Jesucristo era muy conocido por lo bien que desempeñaba el papel, pero ese año tenía un ligero problemilla. Perseguido por deudas, se había refugiado en la iglesia (en sagrado) para que los alguaciles no le detuviesen. En el pueblo no había sustituto para esta persona que hacia el personaje de Jesucristo con presteza y sabiduría. El Ayuntamiento se reunió en Consejo y determinó para burlar la acción de la justicia que se fabricase un tablado en la puerta de la iglesia, de manera que la mitad estuviese en sagrado y la otra mitad fuera. La persona que hacía de Jesucristo debería estar siempre en la zona "sagrada". 


Iglesia en Madrigal de Altas Torres 

   

El alguacil primero de la villa que se enteró de la trama para burlar al Consejo contactó con la persona que hacía de Judas, quedando con él que cuando se representase al auto, empujase a Jesucristo hacia la zona exterior del tablado donde él estaría presto para capturarlo. Por esta acción Judas tendría una recompensa, y la persona que hacía de Judas, como buen Judas no dudó en aceptar.

   El día señalado comenzó la función con gran afluencia de público. En la escena que Jesucristo reconvenía a Judas por haberlo vendido por 30 monedas, Judas empujó hacia el exterior del tablado a Jesucristo siendo inmediatamente atrapado por el alguacil. Viendo Pedro que se llevaban detenido a Jesucristo, arremetió contra el alguacil y con un manojo de llaves que llevaba en sus manos le golpeó en la cabeza derribándolo. Luego se volvió contra Judas y le asestó un golpe que le destrozó la nariz y varios dientes. El pueblo en masa se puso del lado de Jesucristo, vitoreando a Pedro y acosando a Judas por su bellaquería. 

   Al poco tiempo se celebró un juicio, Judas fue sentenciado a doscientos azotes y condenado a galeras. Mientras a Pedro por haber defendido a Jesucristo fue absuelto de toda pena. Jesucristo volvió a sagrado al interior de la iglesia, donde sin dura era su lugar. 

FUENTE: Curiosidades históricas, costumbres e historias de María Castaña

  

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