En este tiempo donde la central de "Fukushima" ha traído de nuevo al debate la seguridad nuclear, no debemos olvidarnos de este suceso que ocurrió en nuestro país, en el siglo pasado. Solo hay dos países donde han caído bombas nucleares en su suelo y uno de ellos fue España, el otro por supuesto fueron las devastadoras bombas que cayeron sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Palomares, 17 de enero de 1966. Hasta ese día era un pueblo almeriense desconocido para el resto de los españoles. Pero el accidente atómico de ese día, el más peligroso desde la Segunda Guerra Mundial iba a marcar para siempre su historia. A las nueve de la mañana y con un viento superior a los 100 kms por hora, un avión norteamericano B-52, estalla en el aire al chocar con el avión nodriza que lo abastecía. El aparato iba cargado con cuatro bombas atómicas. Cada una de éstas bombas tenía un poder destructor 75 veces superior a la bomba de Hiroshima. Los B-52 se dirigían a la frontera turco-soviética, siguiendo un plan secreto del Pentágono.
Fuente |
Cuatro bombas de hidrógeno cayeron sobre Palomares, dos reventaron, liberando radioactividad, por primera vez se produce en suelo español un escape de plutonio. A primera hora los americanos creyeron que había sucedido un gran desastre nuclear. Las autoridades españolas sin embargo ni siquiera sabían que los aviones norteamericanos transportaban armas nucleares. El ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Castiella, conoció lo sucedido por un desliz del embajador norteamericano. El Pentágono en aquellos momentos ya había reaccionado con la operación " Broken Arrow", un dispositivo previsto en caso de accidentes nucleares, que los norteamericanos ponen en práctica por primera vez fuera de territorio estadounidense.
Durante los primeros 21 días la radioactividad medida en el pueblo de Palomares, fue errónea y suficiente, pues los aparatos previstos para esa medición no funcionaban correctamente. En los primeros días incluso no se contaba con mapas en condiciones, pues incluso no venía reflejado en ellos ni el pueblo de Palomares. Hasta una semana después de la caída de las bombas no se supo con exactitud los puntos del impacto.
Los norteamericanos crearon un campamento en la playa de Palomares, lo bautizaron como"Campo Wilson", nombre del jefe de las operaciones (General Wilson). Lo componían unos cinco mil hombres, que buscaban la bomba que se perdió en el mar y la caja negra del avión. Palomares se convirtió en territorio exclusivo norteamericano, los acuerdos secretos firmados en 1953 entre España y EEUU, especificaban que en caso de accidente nuclear, las responsabilidades caían en las autoridades norteamericanas. Los mandos militares de campo Wilson, protegieron a sus hombres de la radioactividad, mientras procedían a la búsqueda de la cuarta bomba, la única que no había aparecido. Sin embargo los habitantes de Palomares y Villaricos, que ayudaban en las labores de limpieza de la zona, no contaron con ningún tipo de protección.
En plena Guerra Fría, Palomares se convierte en centro de atención de las dos grandes super-potencias. Durante doce días un buque soviético, vigila las operaciones que se estaban efectuando. Hasta que los norteamericanos hicieron que se retirase, tras amenazarlos. La llegada de la Sexta Flota, para la búsqueda de la bomba y la caja negra, hizo de la costa almeriense la más vigilada del Planeta. Pese a todo este dispositivo la mejor ayuda para los norteamericanos fue la de Francisco Simó, "Paco el de la bomba", aunque para hacerle caso los norteamericanos tardaron un mes en verificar su relato, donde indicaba que el había visto caer la bomba y la caja negra. Seguramente aparte de este hombre nadie ha visto caer una bomba atómica y vivir para contarlo.
Francisco Simo |
El Gobierno de Franco quiso ocultar la gravedad del asunto, con el baño de Manuel Fraga en aquel entonces Ministro de Información y Turismo, junto al embajador norteamericano, Biddle Duke, en la playa de Palomares. Aunque hoy en día se cree que no se arriesgaron con la radiactividad ya que el baño y la fotografía en realidad no fue tomada en Palomares sino en Mojacar, a 4 km. de dónde cayó la bomba.
Fraga y el embajador norteamericano |
Después de 81 días de búsqueda, los militares norteamericanos encuentran la bomba a mil metros de profundidad. Para recuperar el artefacto nuclear se tomaron todo tipo de precauciones. Se comprobó que no emitía radiación, se controló con cámaras de televisión y la subieron al muelle cuando comprobaron que no había radiación.
Cuarta bomba |
Los norteamericanos quemaron cosechas y retiraron capas de tierra y vegetación de las parcelas que creyeron contaminadas. También se embasaron 1.400 toneladas de tierra, con una radioactividad superior a las sesenta mil cuentas por minuto, un nivel de contaminación destructor. Los 5.500 bidones fueron sellados y mandados por barco a Mississippi y Alabama. El resto de tierra y vegetación contaminado, entre 7.000 y 60.000 cuentas por minuto quedaría en Palomares. En total 4.808 bidones que fueron en parte enterrados en pozos de la misma zona.
El 24 de febrero de 1966, el gobierno franquista a través de la Junta de Energía Nuclear, firmó un acuerdo en el que se permitía el enterramiento de parte de éstos restos, en las fosas cavadas para apartar la tierra altamente contaminada. El lugar exacto donde está esta fosa pertenece al secreto militar. Solo se sabe que fue en el área donde cayó la segunda bomba. Todavía hoy en esa zona se detectan los mayores niveles de contaminación (por plutonio), por encima de los niveles permitidos y unas doscientas veces superior a los datos que se toman en el pueblo de Palomares. Pasaran miles de años para que la radioactividad producida por el plutonio desaparezca.
Fuente: El secreto nuclear español
No hay comentarios:
Publicar un comentario