Antonio Gargallo Mejía (Madrid, 1918 - Jaca 1937), fue un Testigo de Jehová español ejecutado durante la Guerra Civil tras rehusar integrarse en el ejército franquista. Su padre era funcionario de prisiones, por lo que durante la década de 1930 estuvo destinado en Jaca. En 1934, fue destinado a Zaragoza. Allí, Antonio, trabajaba en una panadería y entró en contacto con los Testigos de Jehová. No se convirtió, hasta el inicio de 1936, de la mano de dos misioneros ingleses, siendo bautizado en mayo, en el río Ebro. A partir de entonces, Antonio abandonó su trabajo y se dedicó a predicar su nueva fe por Aragón. Con 19 años, en agosto de 1937 fue llamado a filas para incorporarse al ejército. La Guerra Civil ya llevaba un año en curso.
Antonio Gargallo FUENTE |
Presionado por su madre y su hermana, se personó en el cuartel e incluso vistió el uniforme. Antonio Gargallo, en el momento de jurar bandera, no quiso hacerlo y comunicó a sus superiores que su fe le impedía empuñar las armas. Estos le amenazaron para que cambiase de opinión, pero Antonio no lo hizo, desertó y trató de huir a Francia por el puerto de Somport. Sin embargo fue detenido en Canfranc el 17 de agosto y devuelto a su cuartel de Jaca. Juzgado por un tribunal militar se le dio a elegir entre ir al frente o ser fusilado. Antonio eligió ser fiel a sus convicciones religiosas y se negó a empuñar las armas.
Uno de sus amigos, Nemesio Orús, estuvo en una situación parecida a la suya pero, cuando estaba ante el pelotón de fusilamiento, su esposa, que no era testigo, se echó a los pies del capitán del pelotón para rogarle que no lo fusilase, que su marido había perdido la cabeza con la Biblia. Esto le salvó la vida, siendo declarado loco.
Nemesio Orús FUENTE |
Antes de su ejecución escribió una carta a su madre y su hermana. Ellas no recibieron la misiva hasta mucho después, aunque si se conserva una copia en su expediente. «No me despedí de vosotras porque se dice que fusilan a las familias de los desertores, pues por si acaso, no sabiéndolo tú no te podrían hacer nada. Me han detenido y sin oírme siquiera me han condenado a muerte y esta noche dejo de vivir en la Tierra»... «No te aflijas ni llores por que te he desobedecido, pero he obedecido a Dios. Después de todo poco pierdo porque, si Dios quiere, pasaré a una nueva y mejor vida»...
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Antonio Gargallo estaba considerado como el primer insumiso por el movimiento que se opuso al servicio militar obligatorio desde finales de los 80 hasta que este fue abolido en 2001.
El expediente que se guarda en el juzgado togado de Zaragoza sobre Gargallo señalaba al cementerio de Jaca, donde a todas luces está enterrado en una fosa común. Según el archivo del camposanto, el 18 de agosto de 1937, justo en la fecha de la carta, se produce una inhumación «sin nombre».
La investigación sobre el primer español que murió por negarse a empuñar las armas fue llevada a cabo por Aníbal Matos, testigo de jehová, director de una asociación constituida por supervivientes de los campos de concentración nazis y sus descencientes. Para él fue una sorpresa poder constatar con todo detalle la existencia de un objetor en la España de 1937, antes incluso que los 'Bibelforschers' (los Estudiantes de la Biblia) que quiso exterminar Hitler.
Para sus correligionarios, Antonio Gargallo es "un mártir y un modelo de conducta para quienes obran guiados por sus creencias más íntimas".
Vía: Wikipedia y El Mundo
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