Un cuarto de siglo después, el ciervo rojo todavía no cruza la frontera entre la República Checa y la antigua Alemania Occidental. Después de rastrear a 300 ciervos, los investigadores constatan que los animales evitan la frontera.
Durante la Guerra Fría, las cercas eléctricas hacían imposible el paso de la frontera checo-alemana.
Checoslovaquia, tenía tres vallas electrificadas paralelas, patrulladas por guardias fuertemente armados.
Cerca de 500 personas fueron asesinadas cuando intentaron escapar del país.
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Los investigadores siguieron el movimiento de los 300 ciervos a través de collares equipados con GPS, que enviaron datos a las computadoras. El biólogo Pavel Sustr, quien dirigió el proyecto dijo: "Que a pesar de que el área ahora es un bosque y una tierra abierta sin barreras, los ciervos aún se adhieren al lado checo de la frontera". El hecho es notable porque la esperanza de vida promedio de los ciervos es de 15 años y ninguno de los que viven actualmente habían conocido la frontera electrificada.
Los científicos creen que los cervatos tienden a seguir a las madres durante el primer año de sus vidas y desarrollan un patrón de movimientos, por lo que la misma área sigue siendo el hábitat de cada nueva generación.
Vía: BBC
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