La España del siglo XVII era muy piadosa, también había instituciones como la Inquisición que te "guíaba" por el sendero de la devoción cristiana.
En 1650 se juzgó a una plaga de langostas(las terrestres), por el daño que causaron a las cosechas. El autor de la demanda era el fiscal Manuel Delgado y, cuando se admitió a trámite se designó a Nuestra Señora de Santa María como juez del pleíto y a San Antonio de Padua como abogado de los insectos. Por supuesto la jueza y el abogado no se personaron por lo que en su nombre actuaron Bernabé Pascal como abogado y Fray Pedro de la Trinidad como juez.
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Bernabé Pascual sostuvo que las langostas actuaban por imperativo divino y sin voluntad. Se llamaron a testigos favorables y contrarios a los bichejos.
Finalmente se dictó sentencia: "Nos, Santa María, Madre de Dios y Señora del cielo y tierra, juez nombrada en esta causa... Las langostas fueron condenadas a destierro en un plazo de tres días naturales, tendrían que cumplir la condena. Si no cumplían la condena serían excomulgadas.
A los tres días los insectos no obedecieron como era normal y fueron excomulgadas. Las langostas no se fueron hasta que lo estimaron conveniente. En 1651 volvieron a aparecer y en 1709. En esos años se repitió el proceso con la misma condena y sin ningún resultado.
Fuente: Historia absurda de España
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