martes, 29 de abril de 2025

La finca secreta en Manzanares que dirigía un exnazi


   El comienzo del misterio se resume muy bien en una nota de prensa de la desaparecida agencia Cifra, en el año 1959: Ha sido bien visto por los agricultores de esta localidad de Manzanares que un súbdito alemán, Eberhard Kieckebusch, haya pasado a engrosar el censo agricultor de esta villa, al adquirir por la cantidad de 6.500.000 de pesetas una hermosa finca de este término municipal. Esta finca, es conocida como El Doctor. Se encuentra ubicada entre las localidades manchegas de Daimiel, Bolaños y Manzanares. 


Finca "El Doctor"


   Podía resultar sorprendente que, en aquellos años, y en estos, un señor viniera de Alemania y comprara un territorio tan amplio para dedicarse a la agricultura, pero nadie se opuso ni le dio mayor importancia. Todo parecía más o menos normal hasta que se comenzaron a ver extraños movimientos en la finca de El Doctor: entraban y salían camiones y militares alemanes, lo que daba a entender que no se iba a realizar ningún cultivo allí. También se empezaron a construir unos edificios de pequeño tamaño en la superficie, pero bajo tierra se realizó una gran obra de ingeniería para albergar unos búnkeres mucho más amplios, por no hablar de que se cercó todo el perímetro con vallas metálicas y se protegió por soldados armados hasta los dientes, que no permitían pasar a nadie. Luego se instaló casi un centenar de antenas, algunas de más de 20 metros de altura, que daban a entender que aquello sería un lugar de emisión o recepción de señales de todo tipo. De hecho, en la entrada se podía leer «Centro de Estudios de Propagación Radioeléctrica»

   Aunque su verdadera función era desconocida para todos hubo algún artículo de prensa en los años noventa donde se hablaba de que todo se trataba de un plan secreto para instalar en el centro de La Mancha a algunos agentes del BND, el Servicio Secreto de Inteligencia germano, creado en abril de 1956. La idea parecía que podría venir de un exgeneral nazi, que había sido reconvertido y utilizado por la CIA americana para que colaborara con ellos durante los años de la Guerra Fría con la Unión Soviética y les sirviera de «oreja tecnológica» para escuchar todas las emisiones sonoras de cualquier buque que operara, principalmente, en la zona del estrecho de Gibraltar. De los años setenta hasta los noventa del siglo XX podría haber estado operativa y a pleno rendimiento, a pesar del cambio de régimen en España y de pasar de una dictadura a una democracia.

   Pero ¿quién sería este hombre de corte hitleriano que ahora dirigía un lugar tan llamativo en pleno término de Manzanares? Se cuenta que se trataba de Reinhard Gehlen, uno de los personajes más siniestros de la guerra de bloques. Había nacido en Erfurt en 1902, era militar y llegó al cargo de mayor general en las fuerzas armadas nazis durante la Segunda Guerra Mundial, momento en que ejerció de jefe de contrainteligencia en el frente oriental. Pero no parecía una persona demasiado fiel a sus ideas porque pronto fue reclutado por Estados Unidos en la operación Paperclip, la que llevaron a cabo los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos para sacar de Alemania a aquellos científicos nazis que estuvieran especializados en lo que fueron llamadas armas maravillosas del Tercer Reich, como cohetes, armas químicas y experimentos médicos, una vez que el régimen nazi se había hundido por completo.

   Fue el encargado de manejar el aparato de inteligencia germano-occidental hasta 1968 y se le ha considerado siempre uno de los espías más importantes de la Guerra Fría. De hecho, creó la Organización Gehlen, compuesta por aquellos exoficiales alemanes que pasaron a trabajar para las potencias occidentales. También fue el primer presidente del BND (Bundesnachrichtendienst), el servicio secreto creado por Alemania Occidental. Según cuenta la leyenda, una de las ideas de este personaje siniestro fue la creación de esa base en la finca ciudadrealeña de El Doctor. 

Gehlen



   Antonio Bermúdez García-Moreno, experto en historia de Manzanares,  asegura que «sigue estando en el mismo ambiente de secretismo que estuvo siempre». Además, desvela una vivencia personal, porque su padre tenía un pequeño quiosco en el pueblo y cuando se hacía la romería a la ermita de la Magdalena en la sierra de Siles, al sur de Manzanares, «desplazábamos nuestro puesto de berenjenas de Almagro, coca-colas y otras bebidas para que la gente tomara algo durante esas horas». Recuerda que «allí iban los trabajadores de la finca de El Doctor, eran ingenieros alemanes, y nos compraban cervezas, y como sabían que yo estaba estudiando bachillerato me daban una propina». Eso era hacia el año 1968, cuando la base seguía a pleno rendimiento. También recuerda que nadie del pueblo conocía nada de lo que allí ocurría y ninguna de las personas que trabajaban en el lugar contaba jamás ningún detalle sobre su labor. De hecho, había quien les suministraba material y productos y en absoluto llegaron a acceder al interior de las instalaciones.

   Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas, también experto en historia manzanareña, afirma que: La base tuvo que surgir a consecuencia de los acuerdos de colaboración militar con EE. UU. tras la visita del presidente Eisenhower a España en 1959. Estos permitieron la construcción de bases americanas en Rota o Torrejón y normalizaron las relaciones de la España franquista con el bloque occidental. Los alemanes que ayudaron a montarla tendrían que ser del ejército de la República Federal Alemana, nada de espías nazis, aunque alguno de ellos durante la Segunda Guerra Mundial combatiera con el ejército alemán. 

   A día de hoy, la finca El Doctor pertenece, según todos los indicios, al Ministerio de Defensa y al CNI. Como España pertenece a la OTAN no es difícil seguir especulando sobre esa intervención de los servicios secretos norteamericanos en la labor ejercida en esta zona de La Mancha. 

   En el mes de julio, el senador ciudadrealeño Hilario Caballero Moya planteó una cuestión en el Senado sobre las actividades que se desarrollaban en el lugar. Pidió que se le respondiera por escrito. Y como el reglamento de la Cámara Baja dice que las preguntas y respuestas deben ser publicadas en su Boletín Oficial, la Mesa de la Cámara respondió el 16 de julio en su boletín: La Mesa de la Cámara, en su reunión del día de hoy, ha adoptado el acuerdo que se indica respecto al asunto de referencia: Pregunta con respuesta escrita. 661/006490. AUTOR: Caballero Moya, Hilario (GPS). Retirada de su pregunta sobre las actividades que se desarrollan en la finca El Doctor, propiedad del Ministerio de Defensa y radicada en el término municipal de Manzanares (Ciudad Real). Acuerdo: Dar por retirada esta iniciativa a todos los efecto y comunicar este acuerdo a su autor. Palacio del Senado, 16 de julio de 2001. Manuel Alba Navarro, letrado mayor del Senado. 

   Por lo que tampoco de esa manera se supo nada sobre las actividades de la finca de El Doctor. Tal vez, cuando en algún momento se desclasifiquen secretos de nuestro Ministerio de Defensa lleguemos a saber la verdad sobre este lugar mítico, fuente de leyendas y misterios.

viernes, 4 de abril de 2025

Como el saludo de la Antigua Roma terminó siendo el saludo fascista

 

   En el apogeo de su imperio, alrededor del año 100 d. C., Roma se extendía desde Britania hasta Egipto. Si bien muchos factores contribuyeron al auge y expansión de Roma, una razón destaca por encima de las demás: su ejército. El ejército romano era la fuerza de combate mejor entrenada, mejor equipada y más disciplinada del mundo. Dicho ejército tenía formas específicas de saludarse y dirigirse a los demás, como el saludo militar. 

   Tenemos descripciones de romanos que generalmente levantaban la mano para saludarse, pero levantar la mano para decir "hola" no es precisamente algo inusual en otras culturas. El orador romano Cicerón también describió a Octavio (posteriormente Augusto) jurando lealtad a Julio César con el brazo derecho extendido. Y sí sabemos que en Roma el brazo derecho se asociaba con el dios del Sol, y servía para demostrar confianza. 

   El dictador italiano Benito Mussolini, adoptó el saludo italiano y lo hizo suyo. Cuando Mussolini llegó al poder tras el fin de la Primera Guerra Mundial, lo hizo a través de los Fasci Italiani di Combattimento, una organización política nacionalista que fundó en 1919. Comúnmente llamados "Camisas Negras". El  Partido Nacional Fascista, quería diferenciar sus códigos de grupo del «apretón de manos burgués, degenerado, afeminado (y plagado de gérmenes)» que se había extendido por Europa. Querían algo duro, varonil y rígido. Para ello, recurrieron a su propio pasado y a la más perdurable de las referencias «viriles», con la que tenían una conexión geográfica directa: el Imperio Romano.


Mussolini


   Para entonces, Mussolini ya había adoptado otro artefacto de la simbología romana antigua: "el fascis", un haz de palos con una hoja similar a un hacha en la punta, que representaba la fuerza en la unidad. De ahí proviene la palabra "fascismo". 

   Pero como los detalles del saludo romano eran vagos, Mussolini simplemente lo hizo suyo. Aun así, Hitler, admirador de Mussolini adoptó el saludo romano como propio. Lo rebautizó como "saludo Hitleriano", más precisamente "der deutsche Gruß", que se traduce como "el saludo alemán". Para cuando la efímera República de Weimar, desapareció en 1933, el saludo se había "convertido en el saludo alemán", como escribió el ministro del Interior nazi, Wilhelm Frick, en un memorando interministerial. 

FUENTE: Grunge

Archivo del blog

Etiquetas