viernes, 4 de abril de 2025

Como el saludo de la Antigua Roma terminó siendo el saludo fascista

 

   En el apogeo de su imperio, alrededor del año 100 d. C., Roma se extendía desde Britania hasta Egipto. Si bien muchos factores contribuyeron al auge y expansión de Roma, una razón destaca por encima de las demás: su ejército. El ejército romano era la fuerza de combate mejor entrenada, mejor equipada y más disciplinada del mundo. Dicho ejército tenía formas específicas de saludarse y dirigirse a los demás, como el saludo militar. 

   Tenemos descripciones de romanos que generalmente levantaban la mano para saludarse, pero levantar la mano para decir "hola" no es precisamente algo inusual en otras culturas. El orador romano Cicerón también describió a Octavio (posteriormente Augusto) jurando lealtad a Julio César con el brazo derecho extendido. Y sí sabemos que en Roma el brazo derecho se asociaba con el dios del Sol, y servía para demostrar confianza. 

   El dictador italiano Benito Mussolini, adoptó el saludo italiano y lo hizo suyo. Cuando Mussolini llegó al poder tras el fin de la Primera Guerra Mundial, lo hizo a través de los Fasci Italiani di Combattimento, una organización política nacionalista que fundó en 1919. Comúnmente llamados "Camisas Negras". El  Partido Nacional Fascista, quería diferenciar sus códigos de grupo del «apretón de manos burgués, degenerado, afeminado (y plagado de gérmenes)» que se había extendido por Europa. Querían algo duro, varonil y rígido. Para ello, recurrieron a su propio pasado y a la más perdurable de las referencias «viriles», con la que tenían una conexión geográfica directa: el Imperio Romano.


Mussolini


   Para entonces, Mussolini ya había adoptado otro artefacto de la simbología romana antigua: "el fascis", un haz de palos con una hoja similar a un hacha en la punta, que representaba la fuerza en la unidad. De ahí proviene la palabra "fascismo". 

   Pero como los detalles del saludo romano eran vagos, Mussolini simplemente lo hizo suyo. Aun así, Hitler, admirador de Mussolini adoptó el saludo romano como propio. Lo rebautizó como "saludo Hitleriano", más precisamente "der deutsche Gruß", que se traduce como "el saludo alemán". Para cuando la efímera República de Weimar, desapareció en 1933, el saludo se había "convertido en el saludo alemán", como escribió el ministro del Interior nazi, Wilhelm Frick, en un memorando interministerial. 

FUENTE: Grunge

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