Tradicionalmente, cuando alguien quiere que no le toque alguna desgracia se toca un pedazo de madera. Pero, ¿De dónde viene todo esto?
Antes de que el cristianismo el islamismo y otros mismos llegasen a nuestra vida, muchos grupos paganos desde Irlanda hasta la India mitificaban y adoraban a los árboles. Algunos pueblos usaban los árboles como oráculos, otros los incorporaban en los rituales de adoración, incluso como los antiguos celtas, los consideraban como los hogares de ciertos espíritus y dioses.
El origen de la superstición pùede estar en que algunos de los adoradores de los árboles pusieron sus manos en un árbol para pedir el favor de los espíritus o dioses que vivían en su interior, o lo hacían después de una racha de buena suerte como una muestra de agradecimiento a los poderes sobrenaturales. A través de los siglos, el rito religioso se pudo haber transformado en ese golpe supersticioso a la madera para que continúe la suerte.
Vía: Mentalfloss
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