Era una enfermedad muy típica de los artistas en el Madrid del siglo XVIII. Era producido por uso de la alfarería y el barro vidriado, con gran contenido de plomo, y los utensilios de cobre mal estañado, en los que se cocinaban y consumían alimentos, y se cobró durante el siglo XVIII centenares de víctimas en España. Las pinturas de los artistas tenían muchos pigmentos de plomo y hacía que padeciesen esa enfermedad, Goya fue uno de los afectados. En enero de 1793 Goya se encuentra encamado por la enfermedad y su estado es grave; en marzo comienza la mejoría, pero le dejó como secuela una sordera de la que ya no se recuperará.
En 1797, el Dr. Ignacio María Ruiz de Luzuriaga, observó esta afección. Descubrió que existía un sabor metálico en la boca, una sensación de peso epigástico, gran flatulencia y color pálido plomizo del rostro así como lengua notablemente saburral. Todo ello acompañado de vivos dolores como si al paciente le retorciesen las entrañas, acompañado de náuseas y vómitos biliosos de sabor metálico, que ennegrecían el color de las palanganas de plata tan usadas en la época. La terminación de uno de aquellos violentos retortijones iba seguida de una corta fase de descanso para arreciar nuevamente con mayor vigor obligando al paciente a engatillarse buscando en la posición el alivio a su brutal y espasmódico dolor.
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Ruiz de Luzuriaga señala como una de las primeras y principales causas la alfarería o barro vidriado que era de uso común en las cocinas de la época. Estudió el sistema de vidriado de las piezas comprobando que el calor utilizado, por la escasez del combustible, era insuficiente para un vidriado perfecto, lo que permitía que el plomo se disolviera al contacto posterior con las substancias alimenticias preparadas en estas vasijas. El resultado eran cólicos constantes que las gentes de pueblo no sabían a qué atribuir.
No sólo se guardaban alimentos en estas vasijas sino que se calentaban, así como medicamentos para los enfermos. Se cocía y conservaba en ellos la leche. Todo ello contribuía a la intoxicación por el plomo, responsable de la mayor parte de los cólicos de Madrid. Ruiz recomienda la eliminación de las sales de plomo en los vidriados sustituyéndolos por ejemplo por ciertas arcillas finas que abundan en los alrededores de Madrid.
Fuente: Gorgas, Wikipedia
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