viernes, 6 de marzo de 2015

Auge y caída de los puentes colgantes


Hoy en día, es difícil imaginar lo emocionante que debió ser la década de 1890. Las primeras redes eléctricas, las primeras carreras de coches, los primeros rascacielos... En este tiempo un nuevo tipo de puente comenzó a surgir en las ciudades industriales de Europa. Se veía en forma de araña, con patas de acero delgadas que subían hacia el cielo. Las patas de estas "arañas" sostenían una plataforma que flotaba sobre el agua, yendo y viniendo de orilla a orilla, esquivando los barcos que podían pasar por debajo de sus largas piernas. Se les llamó puente transbordador, en el cambio de siglo, eran lo más en el progreso y la modernidad. Pero hoy en día, sólo quedan una docena de ellos.

A principios de la década de 1890, un ingeniero llamado Alberto de Palacio alumno de Eiffel en París,  volvió a  España, para construir un puente diferente a los que habían en el resto del mundo, algo tan espectacular, que sería la comidilla de todos los ingenieros del mundo.

Alberto de Palacio  FUENTE

El puente de Vizcaya fue el primer Puente Colgante del mundo. Comunicó a las florecientes comunidades de ambos lados del Puerto de Bilbao, sin interrumpir el paso de barcos de altura, y sin necesidad de una gran infraestructura. El proyecto se inauguró en 1893, y es uno de los pocos puentes transbordadores que todavía funciona actualmente. En 1937 el ejército republicano lo destruyó para evitar el avance de las tropas fascistas. Fue reconstruido posteriormente en 1941.

FUENTE

Palacio era un excéntrico. Al mismo tiempo que estaba trabajando en el puente de Bilbao, hizo un proyecto para construir un monumento a Colón por el cuarto centenario del descubrimiento de América. El proyecto era un globo de acero de 1,000 pies de diámetro que construiría en Chicago para la Feria Mundial. El proyecto nunca fue ejecutado. Aunque Palacio era el ingeniero detrás del proyecto del Puente de Vizcaya, un francés llamado Ferdinand Arnodin, era el verdadero autor intelectual del mismo. Le Corbusier dijo del puente que era "la estructura más hermosa del siglo."

Arnodin  FUENTE

Con Arnodin como mascarón de proa, los puentes transbordadores comenzaron a surgir por todo el mundo. Estos eran símbolos de la modernidad y el progreso. Eran muy populares en las ciudades con fuertes movimientos socialistas que estaban orgullosos de la modernidad y quería dejar atrás el antiguo régimen. Se construyeron en Gran Bretaña, EEUU, Francia...



Si estos puentes eran tan baratos y prácticos, ¿por qué no hay un puente transbordador entre Manhattan y Brooklyn, o entre San Francisco y Oakland? La respuesta parece ser bastante simple: La irrupción del automóvil. Después de la Segunda Guerra Mundial, con el auge de la clase media llegó el automóvil en propiedad. Las relativamente pequeñas plataformas de los puentes transbordadores no podían transportar tantos vehículos a través del río lo suficientemente rápido.

Hoy en día, los puentes colgantes que quedan, son en su mayoría atracciones turísticas o excentricidades históricas. Si el coche se hubiese popularizado unas décadas antes, tal vez no habrían existido ninguno de esos puentes.

Vía: Gizmodo


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