Hawaii todavía tiene una colonia de leproso con seis pacientes. Los pacientes permanecen en Kalaupapa en la isla de Molokai. Cuando mueran, el plan es erigir un monumento a los 8.000 enfermos de lepra que vivieron allí. Estos seis pacientes tienen edades comprendidas entre 73 y 92 años.
A principios del siglo XIX, Hawái estaba siendo devastada por las enfermedades traídas por los buques mercantes extranjeros. Las enfermedades venéreas mataron a 10.000 personas en dos décadas. El tifus mató a otros 5.000. En 1853, la viruela dejó 15.000 muertos. Una década más tarde, una nueva enfermedad llamada "Mai Pake", llegó al estado del Pacífico un médico la bautizó como "la lepra Oriental." Las autoridades decidieron una política de cuarentena obligatoria como la única manera de detener esta enfermedad, que fue falsamente considerada como altamente infecciosa. El rey Kamehameha V, promulgó una "Ley para prevenir la propagación de la lepra" en 1865. Miles de enfermos de lepra fueron desterrados a la zona de Kalaupapa. Este aislamiento obligatorio estuvo efectivo hasta 1969, cuando la ley fue derogada.
Rey Kamehameha V FUENTE |
El primer paciente de la colonia fue JD Kahauliko, quien llegó el 6 de enero de 1866 con otros 11 enfermos. En aquellos primeros días, el gobierno no hizo ninguna provisión de alimentos para la comunidad, esperando que sus nuevos habitantes cultivasen la tierra. Los enfermos compartieron mantas y racionaron el agua en sus refugios improvisados. La colonia se convirtió en una comunidad, y hubo miles de matrimonios. Sin embargo, los niños nacidos de pacientes de Kalaupapa eran separados inmediatamente de sus madres y entregados a familias adoptivas. Muchos crecieron sin conocer su pasado.
Uno de los primeros habitantes del lugar fue el Padre Damián (San Damián de Molokoi), un sacerdote católico que terminó contrayendo la enfermedad y muriendo allí después de servir a la comunidad durante 16 años. Él y la hermana Marianna Cope (Santa Mariana de Molokai) que también terminó muriendo, dieron testimonio de santidad, por lo que la isla es un lugar de peregrinación para los creyentes católicos.
El padre Damián rodeado de leprosos FUENTE |
Este exilio o secuestro fue la segregación médica más larga y más mortífera en la historia de Estados Unidos. La zona hoy está salpicado de cementerios que fueron el lugar de descanso final para los miles exiliados allí. En 1980, Kalaupapa fue convertido en un Parque Histórico Nacional. Pero el acceso sigue siendo limitado. La única manera de llegar a la península aislada es por barco o en avionetas, llegando a lomos de mulas al lugar.
Alrededor de 40 empleados del parque federales, junto con un equipo de profesionales de la salud viven alrededor de Kalaupapa. La comida les llega en avión, y los artículos caros como los coches llegan una vez al año. Una vez que sus últimos residentes mueran, el gobierno deberá decidir que hacer con la tierra.
Los cementerios están en mal estado, con sólo 1.300 lápidas identificables, y al menos 2.000 tumbas anónimas.En 2009, el presidente Obama firmó una ley para construir un monumento con los nombres de todos los que fueron enviados a la isla.
El esfuerzo está siendo liderado por una organización llamada Ka'Ohana O Kalaupapa, que se formó en 2003 para honrar la memoria de los habitantes de la colonia. A pesar de que son libres para abandonar el lugar, los enfermos que continúan con vida, prefieren la vida en reclusión alejados del resto del mundo.
La lepra es ahora conocida como la enfermedad de Hansen, y aunque en la actualidad se trata fácilmente aún no existe una vacuna. La enfermedad sigue siendo ampliamente malinterpretada y sus víctimas estigmatizadas. Algunos de los últimos pacientes de Kalaupapa quieren que la colonia se abra, para que los visitantes puedan conocer sus vidas antes de morir.
Vía: The Daily Beast
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