viernes, 14 de noviembre de 2025

El cura borracho que inventó la Argentina

 

   Durante el año 1593 apareció por Buenos Aires el sacerdote Martín del Barco Centenera, quien se convirtió en el máximo representante de la Iglesia local. Su tarea principal fue dar de baja el ranchito que funcionaba como Catedral y levantar un nuevo edificio de adobe y madera. 

Españoles en el Río de la Plata

   Centenera había llegado al Río de la Plata en 1575 con la expedición del cuarto adelantado Ortiz de Zárate. Antes de desembocar en La Trinidad, cumplió funciones en Asunción, Cochabamba, Lima y Tucumán, entre otras. Fue procesado por emborracharse en lugares públicos, dar espectáculos “abrazándose a botas de vino”, andar vociferando relaciones carnales con mujeres, dedicarse al comercio, convivir con una dama casada y utilizar su autoridad eclesiástica para acusar de “moros y judíos” a todos los que le reprochaban su conducta. Un verdadero mal ejemplo que consideraba que la sotana le daba impunidad. Fue expulsado de América por sus atropellos y regresó a Europa en 1596.

   Allí escribió el poema titulado “Argentina” que dio origen al nombre del país sudamericano. La intención de Centenera fue darle un nombre poético a su obra referida al territorio del Río de la Plata y se decidió por Argentina debido a que argentum es la forma latina de mencionar el mineral que hoy llamamos plata. La extensa obra del clérigo tiene escaso valor poético, pero es apreciada desde el punto de vista histórico. 

   El cura mercader, mujeriego y borracho que inventó el nombre de Argentina, murió a los sesenta y siete años, en 1602, el mismo año en que se publicó su obra.

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