Durante el año 1593 apareció por Buenos Aires el sacerdote Martín del Barco Centenera, quien se convirtió en el máximo representante de la Iglesia local. Su tarea principal fue dar de baja el ranchito que funcionaba como Catedral y levantar un nuevo edificio de adobe y madera.
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| Españoles en el Río de la Plata |
Centenera había llegado al Río de la Plata en 1575 con la expedición del
cuarto adelantado Ortiz de Zárate. Antes de desembocar en La Trinidad,
cumplió funciones en Asunción, Cochabamba, Lima y Tucumán, entre
otras. Fue procesado por
emborracharse en lugares públicos, dar espectáculos “abrazándose a botas
de vino”, andar vociferando relaciones carnales con mujeres, dedicarse al
comercio, convivir con una dama casada y utilizar su autoridad eclesiástica
para acusar de “moros y judíos” a todos los que le reprochaban su conducta.
Un verdadero mal ejemplo que consideraba que la sotana le daba
impunidad.
Fue expulsado de América por sus atropellos y regresó a Europa en 1596.
Allí escribió el poema titulado “Argentina” que dio origen al nombre del país sudamericano. La intención de Centenera fue darle un nombre poético a su
obra referida al territorio del Río de la Plata y se decidió por Argentina
debido a que argentum es la forma latina de mencionar el mineral que hoy
llamamos plata.
La extensa obra del clérigo tiene escaso valor poético, pero es apreciada
desde el punto de vista histórico.
El cura mercader, mujeriego y borracho que inventó el nombre de Argentina, murió a los sesenta y siete años, en 1602, el mismo año en que se
publicó su obra.
Fuente: Oros y espadas

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