Uno de los grandes momentos en la historia de la medicina se produjo en el Hospital General de Massachusetts de Boston. Allí, el 16 de octubre de 1846, un dentista llamado William TG Morton administró un anestésico eficaz para un paciente quirúrgico. Esta magnífica revolución científica también tuvo dos nombres propios, el cirujano John Warren y Gilbert Abbott un paciente a punto de someterse a la extirpación de un tumor vascular en el lado izquierdo de su cuello.
Morton FUENTE |
Morton llamó a su "creación" Letheon, por el río Leteo de la mitología griega. El beber de sus aguas provocaba el olvido. El "elixir" empleado no era tan exótico, era en realidad éter sulfúrico. Independientemente de la composición, el Letheon inspiró a una legión de cirujanos, para el regocijo de sus pacientes. Sin embargo, mientras que el descubrimiento de la anestesia fue una bendición para la humanidad, no fue tal para su descubridor, William TG Morton.
Primera ocasión donde se administró el éter sulfúrico FUENTE |
Morton comenzó sus estudios de odontología en Baltimore en 1840. Dos años más tarde se estableció en Hartford, donde trabajaba con un dentista llamado Horace Wells. En ese momento, los cirujanos solo podían ofrecer a sus pacientes poco más que opio y alcohol para soportar el dolor agonizante engendrado por los escalpelos.
Desde el siglo XVIII hasta bien entrada la década de 1840, los médicos y químicos experimentaron con a óxido nitroso, éter, dióxido de carbono y otros productos químicos sin éxito. En esta época, las extracciones de dientes eran insoportables. En consecuencia, los dentistas se unieron a los médicos y cirujanos para buscar el Santo Grial, que evitase en lo posible el dolor. Morton y Wells realizaron experimentos utilizando óxido nitroso, incluyendo una demostración de la Escuela de Medicina de Harvard en 1845, que no lograron acabar por completo con el dolor. Morton y Wells disolvieron su sociedad, pero Morton continuó su búsqueda de agentes anestésicos.
Un año antes, en 1844, durante sus estudios en la Escuela de Medicina de Harvard (que se truncó por sus dificultades financieras), Morton asistió a las conferencias del profesor de química Charles Jackson. Una sesión fue sobre como el éter sulfúrico un disolvente orgánico común podría hacer que una persona acabase inconsciente. Recordando estas clases durante el verano de 1846, Morton compró este producto en una farmacia local y comenzó a exponer a una colección de animales de compañía a los vapores del éter. Satisfecho con su seguridad y fiabilidad, él comenzó a usar el éter en sus pacientes dentales.Pronto, las turbas de pacientes con dientes doloridos, se agopan en su consulta. Morton saboreó su éxito financiero, pero percibió rápidamente que el Letheon era bueno para algo más que extracciones dentales.
Charles Jackson FUENTE |
La infamia y la dificultad le persiguieron pues se le criticó por insistir en la solicitud de una patente exclusiva del Letheon. En los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, se consideraba indecoroso entre los miembros de la profesión médica sacar beneficio de los descubrimientos que beneficiaban a toda la humanidad. Morton rechazó esta diatriba y esto fue en su detrimento. Para colmo Horace Wells exigió su parte en el negocio. También lo hizo Crawford W. Long, médico y farmacéutico en Georgia que afirmó haber utilizado el óxido nitroso y el éter en 1842, pero que estaba demasiado ocupado para publicar sus hallazgos. Incluso el profesor Charles Jackson, argumentó que él también merecía un pedazo de la tarta.
Morton desarrolló un novedoso instrumento para la inhalación de éter durante la operación. El dispositivo consistía en un matraz de vidrio con una boquilla de madera que podría ser abierta y cerrada en función del estado de conciencia del paciente. Esto fue fundamental, ya que otros experimentadores, incluyendo Wells, no podían garantizar la rápida reversibilidad del estado anestésico, o una sobredosis a sus pacientes. Morton acababa de crear así el campo de la anestesiología.
Primer inhalador de Morton FUENTE |
No todo el mundo lo vio de esa manera. Empezaron campañas en su contra, el dentista pasó el resto de sus días tratando de restaurar su reputación. Morton murió arruinado y amargado en 1868. Pasarían muchos años hasta que Morton regresó al panteón de los grandes médicos. La búsqueda de Morton para conquistar el dolor y su notable contribución a la medicina, no resultó ser el éxito personal y financiero que tanto ansiaba.
Vía: Pbs
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