viernes, 21 de noviembre de 2014

Las Guerras del Whisky


Parecía que una tormenta había barrido el barrio industrial de Brooklyn, el whisky corría por los adoquines. Los callejones estaban sembrados de piedras, trozos de madera... Los restos de unas 20 destilerías ilegales eran parte de la batalla. Todo este panorama era fruto de una redada ordenada por la recién formada Mesa de Impuestos Internos, el precursor de la IRS.

Dos mil soldados habían atacado el barrio, atacando a los destiladores ilegales que estaban evadiendo impuestos en una escala colosal. Era un 2 de noviembre de 1870, los soldados estaban bajo el mando del coronel John L. Broome. Era la última de una serie de redadas conocidas como las Guerras del whisky. La Destilación ilícita era tan generalizada, y las bandas tan violentas, que los funcionarios de impuestos y los policías necesitaban apoyo del ejército.

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Una de las primeras "batallas" llegó en octubre de 1869, cuando 100 veteranos del ejército encontraron nueve alambiques ilegales después de una pelea a puños y con armas blancas en un callejón. Su éxito llevó al presidente Ulysses Grant a autorizar incursiones más enérgicas. La siguiente batalla, se dió dos meses más tarde, en ella participaron 500 artilleros, que desembarcaron en el East River y llevaban el distintivo de Impuestos Internos. Se destruyeron alambiques que podrían producir 250 barriles de licor por valor de 5,000 dólares de la epoca en impuestos al día. Esto se prolongó durante más de dos años.

El licor era legal, pero estaba fuertemente gravado. Evadiendo impuestos, las destilerías de Brooklyn se embolsaban cientos de dólares al día. Para financiar la Guerra Civil, el gobierno federal había gravado el alcohol por primera vez en 1817. En 1862 se estableció un impuesto de 20 centavos por galón (3.8 litros aprox). En 1865-1868 este impuesto subió a 2 dólares, más o menos unos 30 dólares de la actualidad. Esto fue un incentivo para el fraude.

Presidente Grant  FUENTE

El impuesto bajó en 1868 y osciló entre 0.50 y 1.10 dólares en las siguientes décadas. La bajada del impuesto no convenció a los destiladores ilegales, después de todo, no pagaban nada. Y era fácil de evadirlo. Los destiladores formaban bandas criminales, tenían conexiones en el Ayuntamiento y vivían como reyes. Casi todos ellos llevaban diamantes, grandes como avellanas. Era famoso un destilador ilegal de Manhattan que llevaba un reloj de oro que pesaba medio kilo, con una cadena que podía colgar a un niño de diez años de edad. El dinero de los evasores se abrió paso en la política. En 1875, el secretario personal del presidente Ulysses S. Grant (William W. Belknap) fue acusado de participar en una organización criminal que operaba desde San Luis a Chicago.

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Con el puerto más activo del país, la ciudad de Nueva York era el centro para el comercio del alcohol ilegal. Las destilerías eran pequeñas fábricas. Pero en ningún lugar en Nueva York, la evasión de impuestos del alcohol era tan flagrante como en el Fifth Ward de Brooklyn. Al lado de los muelles del East River y el Navy Yard, era un distrito duro, superpoblado de pequeñas viviendas llena de inmigrantes. Conocido como Irishtown (un tercio de su población era de origen irlandés), en el barrio también había alemanes, noruegos... Los inmigrantes trajeron con ellos su afición a la bebida; en 1885, 110 de sus 666 comercios eran bares. El barrio era un laberinto de alambiques ilegales de whisky y también de ron.

Los destiladores jugaban al gato y al ratón con los inspectores de impuestos y raramente eran detenidos ayudados por un sistema de espionaje de los propios vecinos del barrio. Las pandillas callejeras, los contrabandistas y los marineros apoyaban la industria ilícita. El ron y whisky se envíaba por toda la costa este.

Los responsables de este negocio ilegal eran figuras astutas como John Devlin, que comenzó su carrera en el Navy Yard. De él se decía que había corrompido a todo el departamento de ingresos. En 1868, Devlin fue acusado de dirigir una destilería sin licencia y defraudar al Gobierno 700.000 dólares en seis meses. Devlin terminó siendo multado con unos ridículos 500 dólares y condenado a dos años de prisión. Después de un año en la penitenciaría de Albany, fue indultado por el presidente Andrew Johnson. El Irishtown tan sólo fue suprimido después de que un oficial de impuestos fuese asesinado. Después de una incursión definitiva la industria de la destilación ilegal fue aplastada.

Vía: Neatorama


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