Baldomera Larra. La pionera de los timos piramidales.

Hija de Mariano José de Larra  aunque no conoció a su padre pues éste ya se había suicidado. Baldomera creó un "chiringuito financiero" muy similar a lo que hoy se conoce como un timo piramidal. Estaba casada con un médico de la Casa Real, cuando Alfonso XII fue restaurado en el trono de España en 1875 el marido de Doña Baldomera no quiso continuar en el cargo, y decidió marchar a las colonias de Ultramar, a Cuba.

Como era mujer de recursos un día se le ocurrió una brillante idea. Pidió prestada una onza de oro a una vecina prometiéndole que en un mes se la devolvería duplicada. Doña Baldomedra cumplió su promesa y al verlo, la vecina contó a otras amistades. Ésta primera hazaña empieza a correr por el barrio y todo el mundo empieza a dejarle dinero. Cumplió religiosamente devolviendo el dinero dando un 30% de interés en un mes, lo que le proporcionó más clientela todavía.

Así surgió “La Caja de imposiciones”. Ella pagaba a los primeros que llegaban, con el dinero de los que seguían sin poner ella ni un duro. Acababa de descubrir “la pirámide”. Por sus manos pasaron en esa época unos veinte millones de reales, una cantidad extraordinaria para aquella época, con millores de impositores a su cargo.

Algunos le preguntaban qué garantía ofrecía la “Caja de Imposiciones”. A estos les sonreía y decía: “¿Garantía? ¿En caso de quiebra quiere usted decir? Una sola: (“El Viaducto”) que era el sitio en Madrid de donde se arrojaban los suicidas.

Como todo timo piramidal se terminó descubriendo. La quiebra le sobrevino en diciembre de 1876. Entonces desapareció con todo el dinero que pudo. Dos años después se supo que vivía bajo falsa identidad en Auteuil (Francia). Se pidio su detención y extradición. Una vez en España, se celebró un juicio.

Fue condenada a seis años de prisión por alzamiento de bienes. La sentencia fue portada de los diarios de la época. Recurrió la sentencia y Baldomera fue absuelta  en 1881, gracias a una campaña de recogida de firmas, donde participaron desde gente sencilla hasta aristócratas. Tras salir de la cárcel nada se sabe con certeza de sus últimos años de vida.

Fuentes: Monográficos Rosa de los Vientos, De Finanzas