Dos años antes de que el órgano rector del fútbol, la FIFA, organizara la primera Copa del Mundo en 1930, se encargó un trofeo que estuviese a la altura del prestigio que se le quería dar al torneo. Se diseñó una copa de plata chapada en oro sobre una escultura de la diosa griega Niké. Después de cada torneo, el país ganador tenía la copa en propiedad hasta la siguiente edición del Campeonato Mundial. Como incentivo adicional, el primer país en ganar la Copa tres veces se convertiría en propietario permanente del trofeo.
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En 1970, Brasil logró la hazaña con un equipo liderado por Pelé. La FIFA organizó un concurso para crear un nuevo trofeo, mientras que el original fue enviado a Río de Janeiro. La Confederación Brasileña de Fútbol lo mantuvo expuesto detrás de un cristal a prueba de balas. Desafortunadamente, el marco de madera de su parte posterior era menos seguro. En 1983, los ladrones irrumpieron en la sede de la Confederación Brasileña, redujeron a un vigilante, y se hicieron con el trofeo. Aunque cuatro hombres fueron posteriormente condenados por el robo, el trofeo nunca fue recuperado.
Mientras que Pelé ha hecho un llamamiento para el retorno del trofeo, la policía cree que probablemente fue fundida. Sigue sin conocerse el paradero real del trofeo, pero los hinchas brasileños aún pueden disfrutar de este símbolo tangible del poderío de Brasil en el fútbol, la división brasileña de Kodak hizo en 1984 una réplica de oro.
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Vía: Neatorama
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