jueves, 2 de octubre de 2025

Cien años de la televisión

   El 2 de octubre de 1925 el escocés John Logie Baird transmitió con éxito la primera imagen de televisión reconocible en su laboratorio. Utilizó un sistema mecánico que empleaba la tecnología del ingeniero alemán Paul Nipkow para escanear imágenes del rostro de un muñeco de un ventrílocuo (debido a su alto contraste). Posteriormente, Baird escaneó el rostro de William Edward Taynton, de 20 años, para ver cómo se vería un rostro real en televisión. La primera demostración pública de su sistema fue el 26 de enero de 1926. 


Baird


    Pero el sistema de televisión mecánico de Baird pronto fue eclipsado por un sistema electrónico inventado por Philo T. Farnsworth , en 1928. La televisión tardó en despegar, porque requería receptores, que eran demasiado caros para un público general que no entendía la televisión. También requería programación para que la inversión valiera la pena. Las cadenas de radio más grandes trabajaron en el problema, y ​​la Alemania nazi se lanzó a la televisión con fines propagandísticos , pero el lanzamiento se detuvo por la Segunda Guerra Mundial. En el auge de la prosperidad estadounidense de la posguerra, un televisor se convirtió en un símbolo de estatus, y la televisión se extendió lentamente a casi todos los hogares del mundo.

   En España la primera demostración con público se hizo  en el otoño de 1934,  en la Sala Werner de Barcelona. El promotor de esta iniciativa fue el primer licenciado en Telecomunicaciones en España, Joaquín Sánchez Cordovés, que fue también director de Radio Barcelona. 


Cordovés



   Tras la Guerra Civil, las siguientes pruebas fueron realizadas por la empresa holandesa Phillips en la Feria de Muestras de 1948. El enorme éxito de aquellas pruebas hizo que se repitiera la experiencia ese mismo año, con la retransmisión de una corrida de toros desde la plaza de Vista Alegre, utilizando la misma emisora que en Barcelona. En ese momento, Joaquín Sánchez Cordovés recibió el encargo de proyectar una emisora de televisión con una programación regular. El periodo de pruebas duró de 1949 hasta 1956, donde empieza una programación diaria. En ese momento, se estima que en España existían unos 600 aparatos receptores.


FUENTES: RTVE y NEATORAMA

miércoles, 17 de septiembre de 2025

España: El paraíso de los ascensores

 

   Muchos de nosotros utilizamos el ascensor a diario, es algo tan común que no nos paramos ni a pensarlo. De hecho, es tan común que España es el país del mundo con más ascensores per cápita, en torno a 19,8 ascensores por cada 1.000 habitantes. La segunda posición es para Italia con 14,7.

   ¿Por qué tenemos tantos ascensores? Aunque a más de uno se le haya pasado por la cabeza, no es porque seamos los más vagos. Es debido a que somos el país europeo con más población viviendo en bloques de pisos (65%). La media europea es de alrededor de un 40%. A diferencia, de por ejemplo un chalet, algo muy típico en Estados Unidos, los bloques de apartamentos por lo general tienen uno o varios ascensores.

   Además, España es un país de propietarios. El 83,2 % de las viviendas son en propiedad, mientras que en Alemania son aproximadamente la mitad. El tener un piso en propiedad facilita que los vecinos se pongan de acuerdo y quieran invertir en sí mismos, poniendo un ascensor para mejorar su calidad de vida.

   En nuestro país, el primer ascensor se instaló en la calle Alcalá de Madrid, en pleno centro de la capital española, concretamente en el número 5. A día de hoy, tanto el ascensor como el edificio no existen porque este último pereció bajo las balas de la Guerra Civil. 





   La instalación se firmó poco antes de la Navidad del año 1877, exactamente el 15 de diciembre, y en ella tomaron parte los tres ingenieros responsables y el propietario del edificio, Valentín Morales. Habría que esperar hasta el año 1903 para tener noticia de nuevas instalaciones en España. Las crónicas de palacio de Madrid hablan de ese año como la fecha de la inauguración de tres ascensores en el Palacio Real de la capital bajo el nombre de Carlos III, Rey y Damas. Tras Madrid, ciudades como Valencia o Alicante inauguraron sus primeros ascensores en la primera década del siglo XX.

viernes, 22 de agosto de 2025

El primer rascacielos de Europa se construyó en España

    Cuando pensamos en rascacielos europeos es común pensar en lugares como Londres o París, pero lo cierto es que el primer rascacielos de Europa, se construyó en Madrid por mandato de la compañía Telefónica. Con 15 plantas y una altura total de 89,3 metros.


Edificio telefónica casi construido en 1929


   El edificio Telefónica, fue obra del arquitecto Ignacio de Cárdenas y se construyó en tan solo tres años, de 1926 a 1929, inaugurándose el 1 de enero de 1930. Desde entonces, no solo se convirtió en el edificio más alto de España, sino también de toda Europa. Su récord nacional fue superado en 1953 cuando se inauguró el Edificio de España en la plaza de España contando con 117 metros. 

   Está ubicado en pleno corazón de Madrid, en la Gran Vía y tiene un claro estilo neoyorquino. Esto se debe a que el arquitecto lo diseñó estando en Manhattan, por lo que de ahí su inspiración americana. El edificio tuvo un coste de 32 millones de pesetas y fue desde estas instalaciones donde se hizo la primera llamada transoceánica de España. Transcurrió en 1928, cuando el edificio todavía no estaba terminado. La conversación tuvo lugar entre el monarca Alfonso XIII y el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge.

FUENTE: 101 curiosidades de España

miércoles, 13 de agosto de 2025

Origen de la expresión: "Craso error"

    La expresión: "Craso Error", procede de la cultura romana. Nuestro protagonista no es otro que Marco Licinio Craso. Este Craso, fue uno de los hombres más ricos de Roma durante el período final de la República. Durante la dictadura de Sila, Craso supo sacar provecho de la situación, pues otra cosa no, pero tenía visión de negocio. Amasó una inmensa fortuna con negocios legales, y con otros que no lo eran tanto. Se decía que era dueño de actividades tan variopintas como casas dedicadas a la prostitución, o que controlaba incluso grupos o brigadas de vigiles (lo que serían en la actualidad bomberos), que le permitían especular con las propiedades. Las malas lenguas decían que mandaba incendiarlas para luego volver a construirlas y enriquecerse con la posterior venta. Fue gracias a su dinero que consiguió acceder a un cargo importante de magistrado en la República ya que las monedas le permitían a uno hacer carrera política y sobre todo poder costearse una campaña y unos sobornos suficientes para alcanzar puestos importantes.



Craso



  Tras derrotar a Espartaco (revuelta de los esclavos) supo contenerse y no trató de alzarse con todo el mérito pese a que en cierto modo Pompeyo tan solo llegase para rematar el trabajo. Esa prudencia le permitió convertirse años más tarde, en uno de los integrantes del llamado Primer Triunvirato junto a los otros dos hombres más importantes de aquel momento, Cayo Julio César y el anteriormente citado Cneo PompeyoMagno. Pero al contrario que sus socios de gobierno, Craso no tenía en su haber gestas militares importantes. Tenía riquezas, tenía poder, pero le faltaba la gloria en el campo de batalla. 

   En un afán de conseguir ese preciado bien, y mientras desempeñaba el título de gobernador de la provincia de Siria, costeó de su propio bolsillo una expedición militar en territorio Parto. Así fue como en el año 55 a. C. , se puso manos a la obra y tras dos años de esfuerzos y preparación, se lanzó a la conquista del Imperio parto con un ejército compuesto por siete legiones, es decir, unos treinta y cinco mil soldados más los auxiliares. La cosa no comenzó mal, ya que obtuvo algunas victorias que le permitieron ir adentrándose en territorio enemigo. Pero los dioses parecían no estar de su lado, sobre todo cuando su ejército llegó hasta las cercanías de Carrahe. Allí sus tropas fueron rodeadas, y en gran parte, gracias a un error en el planteamiento táctico del propio comandante general, fueron prácticamente aniquiladas. 

   En dicha batalla, las fuentes clásicas afirman que los romanos perdieron a más de veinte mil hombres, entre ellos el hijo del propio triunviro, y cerca de diez mil legionarios fueron hechos prisioneros. Craso se vio obligado a negociar con sus enemigos para buscar una salida al desastre, aunque fue capturado y ejecutado de una manera salvaje. Le hicieron tragar oro fundido, o sea, que la avaricia fue su propia perdición y la causa de su muerte.


Muerte de Craso


   En cuanto a la expresión en sí, debemos entender que cometer un "Craso Error·, equivale a equivocarse de forma garrafal, por así decirlo. Llevar a cabo una acción que podrías haber evitado y cuyas consecuencias han sido desastrosas.

FUENTE: ¿Sabías qué? 

viernes, 1 de agosto de 2025

Arquímedes, Hierón II y el orfebre que fue condenado a muerte

 

   Hierón II, el tirano de Siracusa, encargó una corona de oro a un orfebre. Le había entregado para ello un lingote de oro que, al terminar el lujoso objeto, el orfebre aseguró haber utilizado. Hierón quiso saber si realmente estaba hecha de oro puro, pues temía que lo hubieran engañado y se hubieran quedado con parte del oro. Le pidió a su sabio consejero Arquímedes que descubriera la verdad mediante su lógica e ingenio, y sin dañar la corona, ya que se trataba de un objeto muy delicado y valioso. 

   Arquímedes pensó en el problema durante varios días, pero no parecía encontrar una solución. Él sabía que no todos los cuerpos son igual de densos: por ejemplo, el oro lo es más que la plata, porque esta pesa menos aunque ocupe el mismo volumen. Si el orfebre hubiera añadido otros metales que no fueran oro, la corona ocuparía un volumen más grande que el equivalente al peso del oro. Pero ¿Cómo podía Arquímedes calcular el volumen que tenía la corona? Una tarde, mientras disfrutaba de un baño, observó que el agua de la bañera se derramaba por el borde conforme se le iba añadiendo más, y también notó que el nivel subía a medida que él se sumergía. Esto lo llevó a pensar que la cantidad de agua desplazada equivaldría al volumen de su propio cuerpo.


Arquímedes


   Y aquí llegó la idea que provocó el ¡Eureka!: para conocer el volumen de la corona de Hierón, podía sumergirla y medir la cantidad de líquido desplazado. Así lo hizo, pues, y obtuvo su volumen. El siguiente paso era determinar si contenía algún metal que no fuera oro; para ello, solo tenía que comparar el volumen de la corona con el de una pieza de oro que pesase lo mismo que la corona. Adquirió la pieza necesaria y la sumergió para ver qué volumen de agua desplazaba; luego lo comparó con la corona. Descubrió que el volumen de agua desplazado por la pieza de oro puro era menor: eso significaba que la corona contenía algún otro metal más ligero (plata y quizá cobre) en su mezcla, lo que se traducía en que la corona tenía un volumen mayor. Hierón, al enterarse de tamaña traición a su confianza, condenó al desdichado orfebre a la muerte.

sábado, 12 de julio de 2025

Alfonso X el Sabio y la invención de las tapas

 

   Según nos cuentan las tradiciones, Alfonso X el Sabio habría sido el rey que popularizó la costumbre de tomar tapas en el siglo XIII. Según se dice, Alfonso X el Sabio, un monarca castellano muy relacionado con las costumbres gastronómicas de la Edad Media, padeció una grave enfermedad durante el ocaso de su reinado, lo que le obligó a tomar pequeños bocados acompañados por sorbos de vino, siendo tan positivos los resultados que decidió dictar un decreto por el que se recomendaba la muy castiza costumbre de tomar el aperitivo. 


Alfonso X el Sabio


   Desde ese momento en los mesones castellanos no se despachó vino sin acompañarlo con algo de comida, de unas «tapas» cuyo nombre procede de la costumbre de poner sobre la jarra de vino una loncha de jamón o queso, con la que se tapaba la abertura y evitaba la entrada de impurezas e insectos. 

   Otras versiones, aunque con el mismo protagonista, ofrecen una visión diferente para explicar el origen de las tapas. Se dice que Alfonso X realizó un viaje a Cádiz y que cuando pasó por el Ventorrillo del Chato se paró a descansar y a reconfortarse con una buena copa de Jerez. Justo en ese momento se levantó el viento en la bahía gaditana por lo que el mesonero de la venta colocó una loncha de jamón sobre el vaso de vino para que no cayese arena en su interior. El resultado no difiere de la otra versión, porque Alfonso X quedó encantado con la idea. Primero se comió la «tapa», después el vino y decidió repetir pidiendo otra tapa igual. Maravillados, los miembros de la Corte que acompañaban al monarca no lo dudaron y terminaron uniéndose a la fiesta que dio nacimiento a una de nuestras costumbres más arraigadas.

domingo, 15 de junio de 2025

El confort a la hora de dormir en la Edad Media

 

   La gente de nuestra época, acostumbrada a buscar la comodidad en todas sus formas, se desolarían al contemplar o tener que compartir la vida en una casa o un castillo medieval. En aquellos siglos un techo y unas paredes eran suficientes para sentirse cómodos. Muchas veces las casas se componían de un solo local que compartían hombres y bestias dándose mutuamente calor y, en casos más refinados, un hogar situado en el centro de la misma, sin chimenea, calentaba con sus llamas y sus humos las noches de invierno. No era ninguna incomodidad dormir varios en compañía apretados, pues se apreciaba más el calor que la intimidad. Jergones de paja que se extendían por el suelo o sobre bancos, cuando los había, constituían la cama. 


Casa campesina



   Los de clase más baja, que no poseían muebles de ninguna clase, dormían en el suelo aguantando la humedad y las ratas que frecuentemente se paseaban sobre los durmientes. La frase «hacer la cama» data de la época en que le daban a uno un saco y paja para hacérsela uno mismo. En su libro Caliente y Confortable, que es una historiade la cama, Lawrence Wright dice: «En aquella época ni las personas de alto rango tenían lo que ahora llamamos “cama”. Sin embargo, la ropa de ésta estaba ya más de acuerdo con las ideas modernas: el almohadón, la almohada, la sábana, la colcha y, acaso, sobre todo ello, pieles de cabra o de oso. El arte de la fabricación del cristal se había perdido y las ventanas no podían dar luz sin correr el riesgo de la lluvia o del viento. La defensa exigía, además, ventanas pequeñas. En la habitación oscura y sin fuego, la fuente de luz no podía ser más que una masa de sebo colocada alrededor de una caña y clavada en un palo.

   Las paredes de los castillos estaban enjalbegadas o pintadas de vivos colores; en la Baja Edad Media eran corrientes los tapices, las ventanas no eran más que un agujero por el que penetraban el viento y la lluvia, por lo que se tapaban con ropas o madera que se retiraban de día para que entrase la luz. Los tapices colgaban de una barra de madera a fin de poderlos quitar fácilmente cuando su propietario iba de viaje, pues a dondequiera que fuese se colgaban en la habitación que ocupaba para que se encontrase como en su casa.

   No existían despertadores, el lugareño se despertaba con el canto del gallo y los señores eran despertados por sus sirvientes; algunos al irse a dormir encendían una vela que, dividida en segmentos, les indicaba las horas que dedicaban al sueño. Era un sistema muy rudimentario y por supuesto nada exacto, pues las corrientes de aire y la mala calidad del sebo lo hacían imposible. 

   Se dormía desnudo . En 1279 un sacerdote incluye en una lista de los actos que una esposa no puede hacer sin el consentimiento del marido: el dormir con camisa. En un fabliau francés se llama excéntrica a una dama porque se va a la cama en camisa, pero el hecho se explica porque la tal dama deseaba ocultar un defecto. Era costumbre recibir a las visitas mientras se estaba en la cama, que era una especie de asiento de honor durante el día y que, más adelante, fue sustituido por el canapé, cuya primera mención data del año 1221. 

   En los monasterios había habitaciones para los huéspedes, que muchas veces eran más cómodas y limpias que las de las casas particulares. A su cuidado estaba el monje hospedero que tenía que suministrar «colchones, mantas y sábanas no solamente limpias sino sin roturas, colchas bien gruesas y largas y agradables al a vista; en invierno, velas y candeleros y una chimenea que no eche humo; material para escribir; tener toda la hospedería limpia de suciedad y telarañas, y alfombras de juncos en el suelo… Deberá tener un criado fiel que no se vaya a la cama hasta que los huéspedes se hayan retirado. Deberá levantarse temprano cuando se marchen los huéspedes para procurar que no olviden una espada o un cuchillo y que no se lleven, accidentalmente, los objetos propiedad del convento». 





   No todas las hosterías eran como las de los monasterios pues, como hoy en día, las había desde las más sencillas a las más lujosas, y ello especialmente en Francia donde un viajero dice que encontró «toda clase de comodidades; cámaras pintadas y camas blandas, bien altas, con paja blanca y ablandada con plumas; dentro, es la hostería para los asuntos amorosos y cuando llegue la hora de acostarse tendrás almohadas de violetas para reclinar la cabeza más muellemente; y por último, contarás con electuarios y agua de rosas para lavarte la boca y la cara…». Sería el equivalente a un hotel de cinco estrellas de hoy. 

   A los visitantes de los museos, cuando ven las camas allí expuestas, les llama la atención dos cosas: una es el pequeño tamaño de las camas y la otra los cortinajes que las rodean. Lo primero se debe a que los hombres y las mujeres de la Edad Media eran, con raras excepciones, mucho más bajos que los de hoy en día, y la segunda que las colgaduras no servían solo de adorno sino para conservar el calor del cuerpo del durmiente aislándole del frío de la habitación. Y digamos, para terminar, que generalmente al pie de la cama había una caja o arca en la que se guardaban los objetos valiosos de la casa. Como las camas eran muy altas a veces se las usaba como peldaño para subir a ellas.

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