La Edad Media, a menudo envuelta en un halo de misterio, fue una época vibrante con profesiones únicas y poco convencionales. La sociedad exigía roles especializados, muchos de estos trabajos pueden parecer extraños hoy en día. Sin embargo, eran esenciales para el funcionamiento de las comunidades medievales.
Recolector de sanguijuelas. Entre las profesiones más curiosas de la Edad Media, el recolector de sanguijuelas desempeñaba un papel particularmente intrigante. Estos individuos se adentraban en pantanos y estanques, a menudo descalzos, para recolectar sanguijuelas. Estas criaturas viscosas eran muy solicitadas debido a la práctica generalizada de las sangrías , un tratamiento médico común en la época. Se creía que las sanguijuelas equilibraban los humores corporales extrayendo sangre de los pacientes. El trabajo no solo era físicamente exigente, sino también arriesgado, ya que los recolectores se exponían a los elementos y a posibles infecciones. Sin embargo, su trabajo se consideraba esencial para la atención médica medieval.
Recolectores de mierda. En el paisaje urbano medieval, el saneamiento era un desafío significativo. Estos trabajadores se encargaban de limpiar los desechos humanos de fosas sépticas y letrinas, al amparo de la noche. A pesar de la naturaleza desagradable de sus tareas, eran vitales para mantener la salud pública y prevenir la propagación de enfermedades. Su trabajo, aunque esencial, estaba estigmatizado, lo que los llevaba a residir en las afueras de las ciudades. El trabajo era laborioso y requería resistencia física y una constitución fuerte para soportar las condiciones nocivas.
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Recolectores de mierda |
Cazador de ratas. En una época en la que las ciudades abundaban las plagas, el cazador de ratas emergió como un héroe anónimo, encargado de controlar la población de ratas. Estos individuos fueron cruciales para prevenir la propagación de enfermedades, en particular la peste negra, infamemente transmitida por las pulgas de las ratas. Los cazadores de ratas empleaban diversos métodos, desde trampas hasta venenos, para librar a las zonas urbanas de estas alimañas. Su trabajo era peligroso, ya que a menudo los exponía a un estrecho contacto con las mismas enfermedades que buscaban combatir. A pesar de los riesgos, sus esfuerzos fueron indispensables para mantener la salud pública durante la época medieval.
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Cazador de ratas |
El chico de los azotes. En las casas de la nobleza, el chivo expiatorio ocupaba una posición única y poco envidiable. Este joven era educado junto a un príncipe o hijo de un noble y era castigado en su nombre cuando se portaba mal. El concepto se basaba en la creencia de que un príncipe, al ser de sangre real, no podía ser disciplinado físicamente. En cambio, el chivo expiatorio soportaba la peor parte del castigo, con la esperanza de que el vínculo emocional entre los chicos fomentara un mejor comportamiento en el hijo de un noble. Aunque poco convencional, este método disciplinario pone de relieve las complejas jerarquías sociales de la aristocracia medieval.
Devorador de pecados. El devorador de pecados era una figura solitaria que realizaba un ritual singular y sombrío en los funerales. Contratado para consumir una comida ceremonial colocada sobre el pecho del difunto, el devorador de pecados absorbía simbólicamente los pecados del difunto, asegurando así el paso de su alma al cielo. Esta práctica, arraigada en el folclore y la superstición, brindaba consuelo a las familias en duelo al purificar el espíritu del difunto. A pesar de la importancia espiritual de su función, los devoradores de pecados solían ser marginados, ya que su ocupación se consideraba a la vez necesaria y tabú.
Cirujano barbero. Era una figura versátil en la sociedad medieval, que combinaba con destreza las funciones de cuidado personal y medicina. Si bien eran conocidos por cortar el cabello y afeitar barbas, estos profesionales también realizaban cirugías, extracciones dentales y sangrías. Reconocibles por sus icónicos postes de barbero rojos y blancos, que representaban sangre y vendajes, los barberos-cirujanos solían ser el primer punto de contacto para recibir tratamiento médico. A pesar de su limitada formación académica, desempeñaron un papel crucial en la atención médica, especialmente en las zonas rurales donde escaseaban los médicos. Su rol multifacético pone de relieve las necesidades prácticas de la vida medieval, donde una sola profesión a menudo satisfacía múltiples necesidades.
FUENTE: History Collection