Corría el año 282 A.C. y Roma tenía un conflicto bélico con Tarento. Tarento era una colonia griega fundada por Esparta en el sur de la península itálica. Con un potente ejército y una gran flota, Tarento dominaba todo el golfo homónimo.
En ese 282 ANE, Tarento hundió varios navíos romanos en Turio, en la bahía de Tarento. Los romanos pidieron una indemnización que los tarentinos se negaron a otorgar.
Los tarentinos tenían una alianza con el rey Pirro de Épiro. Los tarentinos solicitaron su ayuda y Pirro desembarcó en tierras italianas con un formidable ejército. Derrotó a los romanos en Heraclea y un año después a pesar de graves pérdidas, volvió a vencerlos en Ausculum (Ascoli). Los romanos perdieron 6000 hombres y Pirro, 3500, incluídos muchos de sus oficiales. Esta victoria, con tan escaso margen y grandes pérdidas, llevó a la creación del término victoria pírrica para referirse a una victoria que se consigue con un gran coste. Pirro, después de la batalla, dijo: «Otra victoria como esta y estaremos acabados».
Pirro de Épiro FUENTE |
La guerra de desgaste no interesaba lo más mínimo a Pirro y por ello ofreció una paz a Roma que el Senado rechazó. Pirro marchó entonces a Sicilia, donde estuvo tres años combatiendo a los cartagineses. Mientras tanto, Roma aprovechó la ausencia de Pirro para reorganizar su ejército. El enfrentamiento decisivo tuvo lugar en el 275 en Beneventum (Benevento), batalla en la que los efectivos romanos resultaron victoriosos y Pirro tuvo que regresar a Grecia.
Sus victorias no sirvieron para nada. Fueron pírricas.
Fuente: Breve historia de Roma
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