El término "blanqueo de dinero" se asocia hoy en día, con políticos, mafiosos, narcotraficantes y ejecutivos con moral distraída. Pero el primer uso de esta expresión fue mucho menos ilegal.
En 1910, en el sótano de la Oficina de Grabado e Impresión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, se instaló una máquina de lavado de dinero para resolver el problema del deterioro del papel moneda. En lugar de enviar miles de billetes de un dólar sucios al macerador, el químico Burgess Smith inventó un artilugio que no sólo eliminaba la suciedad, sino que también esterilizaba y planchaba cada billete, dejándolos impecables.
Máquina lavado de dinero 1912 |
En un informe de abril de 1912, el Tesorero Lee McClung argumentó que la máquina no sólo daba a la gente dinero más limpio, sino que, al reducir el costo de imprimir dinero nuevo, beneficiaba enormemente a la economía estadounidense.
Con capacidad para lavar 25.000 billetes al día, el aparato era capaz de dar una nueva vida a alrededor del 60 por ciento de los billetes presentados al Tesoro para su cambio, ahorrando, se estimaba, aproximadamente 250.000 dólares de costos anuales de impresión (el equivalente en la actualidad a 8.100.000 dólares).
Al señor Smith, se le encomendó la tarea de mejorar su máquina para poder distribuirla por todo el país y, a finales de 1912, su aparato estaba instalado en subtesorerías e instituciones financieras en la mayoría de las principales ciudades de Estados Unidos.
FUENTE: History Today
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