jueves, 25 de abril de 2024

Los animales que le ganaron una guerra a los humanos

 

   La "Guerra del Emú" como así se llamó, comenzó en 1932, el ejército australiano desplegó sus tropas para combatir a los 20.000 emúes que emigraban hacia Australia, donde descubrieron unas tierras recién cultivadas con trigo. La denominada 'guerra' tuvo lugar entre el 2 de noviembre de 1932 y el 10 de diciembre de 1932.  


Emú  


   Los emúes son aves grandes y veloces, que comenzaron a invadir las tierras agrícolas australianas, causando daños significativos a los cultivos, provocando grandes pérdidas económicas y generando frustración entre los agricultores. La migración de las aves desde el árido interior a la costa se topó con el cinturón de trigo en rápida expansión, para deleite de los emúes y horror de los agricultores. Esto se suma además a que los precios del trigo estaban en descenso continuo debido a los efectos de La Gran Depresión luego de la Primera Guerra Mundial, lo que hizo que los agricultores pidieran ayuda al ejército. En un intento por abordar este problema, el gobierno australiano tomó una medida sorprendente: lanzar una operación militar para controlar la población de emúes.

   A principios de noviembre de 1932, la Séptima Batería Pesada de la Artillería Real Australiana llegó hasta la zona de Campion para hacer frente a una invasión de hasta 20.000 emúes. La operación implicó el despliegue de soldados armados con ametralladoras ligeras en las áreas afectadas. Sin embargo, lo que parecía ser una tarea sencilla en teoría resultó ser un desafío formidable en la práctica. Los emúes demostraron ser enemigos más hábiles de lo que se anticipaba, ya que su velocidad y agilidad hicieron que fueran difíciles de cazar.


Soldados australianos con ametralladoras Lewis 



   El 8 de noviembre, seis días después del primer combate, se habían disparado 2500 cartuchos y el número de aves muertas fueron unas cincuenta. El Ministro de Defensa australiano de la época, Sir George Pearce, decidió enviar a un ejército con ametralladoras para acabar con tal amenaza. El ejército desplegó tropas rápidamente, y llegaron con la esperanza de una victoria rápida. 

   Los emúes pueden crecer hasta 1,9 m de altura y pueden correr hasta 50 kilómetros por hora. Por si fuera poco, estas aves se comunican gruñendo y retumbando a través de un saco inflable en el cuello, un sonido que se puede escuchar hasta a 2 kilómetros de distancia. Ni las ametralladoras eran capaces de alcanzarlas.

   El fracaso de la operación era visible las fuerzas armadas australianas no lograron reducir la población de emúes; ya que su número era cada vez mayor. Nada podía seguir el ritmo de las aves, ni con emboscadas planificadas, ni ametralladoras ni vehículos blindados. Los emúes resultaron ser esquivos y resistentes, la población continuó siendo un problema persistente y después de varias semanas, el gobierno decidió abandonar la batalla. 

   El 8 de noviembre, miembros de la Cámara de Representantes de Australia decidieron retirar al ejército. Tras la retirada, el mayor G.P.W. Meredith del séptimo batallón de infantería de la Royal Australian Artillery afirmó que 986 aves habían muerto.  El intento de exterminio de los emúes recibió amplia cobertura en los medios de comunicación lo que provocó una ola de simpatía hacia estas grandes aves, siendo esto un nuevo golpe para el ejército.

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